miércoles, 18 de marzo de 2009

Reina Sofia en el restaurante Aubergine



Primero quiero excusarme que por tanto tiempo no he escrito en mi blog. Pero el trabajo no ha permitido. Aparte que se me fundió mi computadora, así tenia primero armar una nueva. Eso me costó tiempo y dinero.
Como tal vez han leído en los periódicos tuvo el honor de cocinar para su majestad la reina Sofia de España. Ni in mis sueños me imaginaba que esto puede suceder.
Quiero aquí contar un poco como fue.
El viernes 16 de enero recibí una llamada de la embajada de España para reserva una mesa y si estoy presente para recibir una delegación de la embajada.
Después del almuerzo de la delegación me pidieron sentarme con ellos para discutir el almuerzo de lunes 19 para 28 personas con un invitado especial. Elaboramos un menú para este día y me preguntaron si yo se quien es el invitado especial. Yo no tenía idea era mi respuesta. Así nos quedamos, si no un señor oficial no se pudo cerrar la boca y entre sus manos me sugirió que era la reina Sofia invitado.
El almuerzo pautado para la una de la tarde, tenía el pre-requisito de que los visitantes y el lugar debían ser inspeccionados por la seguridad española y dominicana de la reina, asegurándose que no hubiera cerca ni celulares, y menos cámaras o grabadores.
Llego La Reina con su corte, unas 30 personas, entre empleados, asistentes y amigos y tras los saludos de rigor, ella siempre sonriente, con esa belleza, tan reposada, sonríe con todos y de todo.
Una hora más tarde, y tras asegurar que no pensó encontrar en el país, un lugar con paisajes tan hermosos y con comidas tan exquisitas, se levantó de su asiento y con ella todos los presentes, momentos que tomamos para hacernos fotografías, de manera muy rápida, pues la sobremesa, se había extendido un poco, poniendo en peligro su puntualidad en la próxima actividad.
Sonreída, satisfecha, hablando alemán con migo, me conto que estudio en Salem en el sur de alemania y prometiendo volver alguna vez por aquí, partió de nuevo con su pequeña caravana de vehículos ahora un poco más larga pues se sumaron media docena de señoras españolas que vinieron hasta aquí para saludarle.
Así me coronaron con esta experiencia, con el orgullo que dos cocineros se atrevían cocinar para una verdadera reina.

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